martes, 31 de agosto de 2010

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Creo que podría volverme a vivir con los animales.


¡Son tan plácidos y tan sufridos!

Me quedo mirándolos días y días sin cansarme.

No preguntan,

ni se quejan de su condición;

no andan despiertos por la noche,

ni lloran por sus pecados.

Y no me molestan discutiendo sus deberes para con Dios...

No hay ninguno descontento,

ni ganado por la locura de poseer las cosas.

Ninguno se arrodilla ante los otros,

ni ante los muertos de su clase que vivieron miles de siglos

antes que él.

En toda la tierra no hay uno solo que sea desdichado o venerable.



Me muestran el parentesco que tiene conmigo,

parentesco que acepto.

Me traen pruebas de mi mismo,

pruebas que poseen y me revelan.

¿En dónde las hallaron?

¿Pasé por su camino hace ya tiempo y las dejé caer sin darme cuenta?



Camino hacia delante, hoy como ayer y siempre,

1 comentario:

  1. Mi querida Tara que bello poema...¡cuanto debemos aprender de los animales!, Gracias por tu comentario cielo. Las estoy pasando canutas con los dolores del pecho, en cuanto se me pasa el efecto de la morfina...me ponen otro parche...pero ya sabes como soy...al intruso ni caso. Siempre me visitas, eres un amor. Un fuerte abrazo. Uru.

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